La gente del pueblo es muy cerrada respecto a esas cosas, algunas veces me lanzan piedras o me dicen cosas realmente ofensivas, yo camino como si nada, concentrándome en esquivar las piedras y mover cosas con mis poderes…Con el tiempo decido alejarme de ellos, si no quieren mi presencia no los obligaré a tenerla.
Cierto día la noticia se difunde: Gualtin, el pueblo al que tanto quería y el que tanto me odiaba, se encuentra en sequía. Los pobres habitantes no tienen agua ni para beber, las cosechas están muriendo a causa de la falta de agua, la gente se deshidrata y los pueblos vecinos lo ignoran. Sé que regresar implicaría volver a soportar las burlas, piedras y malas palabras, pero no me importa. Se que puedo hacer algo para salvarlos.
Al llegar todo es peor de lo que me imaginaba, de no haber venido todo el pueblo hubiera muerto. La gente me ve y parece reconocerme, pero están muy débiles como para decirme algo. Me concentro en lo que quiero hacer, es fácil así que no me sorprende mucho ver las nubes moviéndose y acercándose unas con otras, cierro los ojos y visualizo el agua de algún lado subir hasta las nubes, escucho un fuerte sonido proveniente del choque de las nubes y de pronto sucede: Una pequeña llovizna se extiende sobre Gualtin y moja todo a su paso…
La gente me mira con una expresión de incredulidad y alegría y de pronto me abraza. Escucho mi nombre una y otra vez, ¡el pueblo está a salvo y yo por fin soy aceptada! Lágrimas de alegría recorren los ojos de todos, incluyendo los míos, los vítores y las risas no paran… y entonces me despierto, supongo que no me pellizqué con la fuerza suficiente.
Fuente: http://www.cuentosbreves.org/los-poderes-de-elisa/
Katherine Herrera
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